Saturday, December 6, 2014

Privilegio y Paz

Por Chelsey Dyer, miembro de la junta directiva de APP en el Sureste
Traducido al español por Julia Duranti, APP-Colombia

La famosa antropóloga Margaret Mead teorizó que la guerra es una invención creada por los seres humanos. Rechazó firmemente el concepto de la guerra como una inevitabilidad social o biológica, y planteó que en el caso de que “un método más coherente con las instituciones y los sentimientos de la época fuera inventada” la guerra se volvería obsoleta y una nueva invención tomaría su lugar. Muchas veces me he preguntado sobre la validez de su teoría. Con el tiempo, los ciudadanos se han dirigido a sus gobiernos y los gobiernos a los organismos internacionales para prevenir los abusos civiles durante los conflictos, terminar guerras y detener otras antes de que empiecen. Pero la violencia ha seguido existiendo como otra opción.

Hasta ahora.

Hasta que una pequeña comunidad en Colombia creó otra posibilidad, una nueva esperanza por la paz. A pesar de un ciclo de violencia y una crisis económica que han minado los lazos comunitarios y el lujo de la creatividad, un grupo de colombianos y colombianas dedicados están dando una lucha fuerte para reconocer los defectos de la guerra. Por ende, han creado una nueva invención, un espacio en que los actores violentos son prohibidos y la paz se alimenta con la no-violencia y los lazos comunitarios. 



Se llama el espacio humanitario de Puente Nayero.

Ubicado en el escenario de Buenaventura, los habitantes del barrio playero de Puente Nayero establecieron un espacio humanitario con el acompañamiento de la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz. Hoy su éxito se refleja en los rayos de sol que se filtran por las palmas e irradian a los niños y niñas que juegan bajo estas, niños y niñas que ya tienen la posibilidad de un futuro más brillante. La paz está creciendo, a pesar de los obstáculos en la ciudad de Buenaventura. Con la tasa de pobreza alrededor del 80 por ciento, a Buenaventura se le ha apodado como el Punto Cero del Tratado de Libre Comercio entre EE.UU y Colombia. Implementado en el 2012, el TLC eliminó inmediatamente el 80 por ciento de los aranceles en las exportaciones estadounidenses a Colombia, permitiendo la inundación de bienes menos costosos al mercado colombiano. Buenaventura es el principal puerto del país por el cual pasa casi el 70 por ciento de las importaciones y exportaciones colombianos y, por lo tanto, la ciudad ha sido blanco para un proceso intensificado de desarrollo y expansión, con el fin de mejorar la estética de la ciudad para una nueva clase ejecutiva y profesional. Sin embargo, tal desarrollo ha venido acompañado por desplazamiento, guerras entre grupos neoparamilitares por el control del territorio y las rutas del narcotráfico, y niveles aumentados de violencia y desamparo económico.

Mientras el estado colombiano pretende combatir las desapariciones forzosas, las casas de pique y los asesinatos en Buenaventura con más militarización, las comunidades reportan la colaboración entre las fuerzas públicas, las empresas multinacionales y los neoparamilitares. Los testimonios de abuso alimentan la desconfianza en las fuerzas públicas y debilitan los frágiles lazos comunitarios. Los habitantes de Buenaventura se quedan con la opción de encerrarse en sus casas después del atardecer para protegerse; desplazarse para el complejo aislado de San Antonio donde casi no existen oportunidades económicas ni atención educativa o de salud; o afiliarse con uno de los grupos armados que dominan en la ciudad.

Y es por esto que la comunidad de Puente Nayero es tan extraordinaria. Frente a las opciones anteriormente mencionadas, la comunidad generó otra: la paz. En abril del 2014, la comunidad comenzó a expulsar a los actores violentos de su tierra, tumbó las casas de pique utilizadas para la tortura y comenzó el largo viaje de reconstruir su comunidad.

La ropa colgada para secar en el sol y los vecinos que caminan tranquilamente por la calle esconden con un velo de cotidianidad el carácter tan especial de Puente Nayero. Entre las calles hechas de tierra y las casas palofitas el movimiento por la paz continúa. En noviembre, grupos neoparamilitares realizaron incursiones en la calle vecina de Piedras Cantan, amenazaron a los líderes comunitarios y anunciaron sus intenciones de infiltrarse en el espacio. Los hechos ocurrieron a pesar de las exigencias reiteradas por parte de la comunidad de una mayor presencia policial en el área y protecciones para sus líderes. A la comunidad se le otorgaron medidas cautelares por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en septiembre, la cual reconoce el espacio humanitario como un área amenazada con un nivel de riesgo aumentado por la falta de acción por parte del estado. Con este reconocimiento el CIDH manifiesta que el estado colombiano debe cumplir con los pedidos para protección de la comunidad. Sin embargo, la historia ha demostrado que en Colombia incluso las políticas mejor intencionadas pueden fallar por falta de voluntad política. El estado colombiano y la Unidad Nacional de Protecciones (la división del Ministro del Interior responsable por la protección de los defensores de derechos humanos y otros ciudadanos amenazados) tendrán que cumplir con las recomendaciones para la seguridad de la comunidad. Por lo tanto, la lucha de Puente Nayero por la seguridad y la paz aún está lejos de la victoria.

¿CUÁLES SON SU NECESIDADES? 
  • Transporte seguro para los niños y las niñas del área al colegio
  • Cámaras de seguridad y mejor alumbrado público en la zona (para mejorar la seguridad)
  • Celulares y chalecos antibalas para los líderes
  • Transporte seguro y escoltas para los líderes
  • Presencia policial en cinco puntos claves de la comunidad, lo cual requiere la colaboración del gobierno municipal y nacional
  • Consulta previa con las empresas que pretenderían utilizar su tierra ancestral 
No es fácil luchar por la paz. Es aún más difícil vivir por la paz: renunciar a las armas y confiar en el estado y en la fe en la humanidad para protegerse de las personas que quieren luchar. Yo soy privilegiada porque nunca he tenido que escoger entre la violencia y la no-violencia. Nací en un contexto de paz. Y ahora quiero usar ese privilegio para ayudar a la construcción de la paz en Puente Nayero y Buenaventura. Quiero que los niños y las niñas de Puente Nayero sueñen sin preocuparse por su seguridad, sea física o económica. Quiero creer en la idea de Margaret Mead de que se puede reemplazar la guerra con otra invención. Y por eso trabajo con Acción Permanente por la Paz, porque convierte mis sueños en creencias y mis creencias en realidades. Creo en la paz por comunidades como Puente Nayero. Creo en la paz porque aun cuando se enfrente con décadas de guerra, pobreza y falta de reconocimiento por parte del gobierno, el pueblo todavía tiene esperanza y soluciones alternativas para el futuro. Creo, porque conozco nuestras victorias pasadas, y estoy lista para ganar otra vez. Comencemos con Puente Nayero.

¿QUE PODEMOS HACER?
  • Escriba una carta de apoyo a Puente Nayero. Envíela a WfP SE y la traduciremos (si se necesita) y la reenviaremos a la comunidad. 
  • Tome una foto con un letrero de apoyo. ¡Asegúrese de colocar de dónde es usted! Súbala a Facebook o Twitter y nos la comparte. 
  • Escriba a los funcionarios en la Embajada Colombiana en Washington, D.C. y la Embajada EE.UU en Colombia. Exprese su apoyo para la comunidad y su deseo que sus necesidades de seguridad sean cumplidas.

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